La terapia craneosacral es una técnica manual suave y no invasiva que se basa en el principio de que el cuerpo tiene una capacidad innata para autorregularse y sanarse. Esta terapia trabaja principalmente con el sistema craneosacral, que incluye los huesos del cráneo, la columna vertebral, el sacro y el líquido cefalorraquídeo que circula entre ellos.

 

 

Durante una sesión, el terapeuta utiliza un contacto muy suave —generalmente no mayor a 5 gramos de presión, el peso de una moneda— para palpar y acompañar los movimientos sutiles del sistema craneosacral. Estos movimientos reflejan el ritmo del líquido cefalorraquídeo y pueden revelar tensiones, bloqueos o restricciones en el cuerpo.

 

El terapeuta busca liberar estas restricciones mediante técnicas suaves, promoviendo el equilibrio del sistema nervioso central y el bienestar general.

 

 

La terapia craneosacral puede ser útil para una amplia variedad de condiciones físicas, emocionales y psicosomáticas. 
Algunos de los beneficios reportados incluyen:

•Reducción del estrés y la ansiedad

•Mejora del sueño

•Alivio de dolores de cabeza y migrañas

•Disminución de tensiones musculares y dolores crónicos

•Apoyo en casos de depresión o trauma emocional

•Mejora de la función del sistema inmunológico

•Apoyo en trastornos temporomandibulares (ATM)

 

 

Es una terapia adecuada para personas de todas las edades, desde recién nacidos hasta adultos mayores. También puede complementar otros tratamientos médicos o terapias psicológicas.

 

No sustituye la atención médica tradicional, pero puede ser una excelente aliada en procesos de sanación y bienestar integral.

 

 

Durante la sesión, la persona permanece vestida y acostada en una camilla. Es común que experimente una profunda sensación de relajación, calor, pequeños movimientos espontáneos o emociones que emergen de forma suave. Muchas personas sienten un estado similar a una meditación profunda o descanso reparador.